La policía lo presionó para que confesara un homicidio que nunca ocurrió
Lo que comenzó como una simple llamada para reportar la desaparición de un anciano se convirtió en una pesadilla para Tom Perez. Tras denunciar la ausencia de su padre, Perez se encontró retenido en un hospital psiquiátrico y presionado para confesar un homicidio que nunca ocurrió. Seis años después, Fontana, California pagó $900,000 para resolver las demandas de Perez contra la policía, pero él sigue esperando una disculpa y explicaciones sobre los procedimientos que llevaron a su retención.
El incidente comenzó en agosto de 2018, cuando Perez llamó a la línea de no emergencias de la policía para informar que su padre, "Papa Tom", de 71 años, había desaparecido. Treinta y seis horas más tarde, Perez estaba detenido en un hospital psiquiátrico tras haber sido interrogado durante 17 horas y manipulado psicológicamente para creer que había asesinado a su padre.
Tom Perez, a la izquierda, y su padre viven en la misma casa que una vez fue considerada el escenario de un homicidio.
A pesar de que el anciano estaba vivo y bien, la policía continuó investigando a Perez, convencida de que se había cometido un homicidio. Los detectives llevaron a cabo múltiples interrogatorios, a menudo utilizando tácticas psicológicas extremas, como sugerir que su perra, Margo, presenció el asesinato y que también podría ser sacrificada.
La situación empeoró cuando la policía encontró al padre de Perez en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, sano y salvo, pero no se lo informaron a su hijo, quien seguía internado y creyendo que había matado a su padre. Perez fue liberado días después, pero las secuelas psicológicas del trato recibido aún persisten.
Aunque la ciudad de Fontana resolvió las demandas presentadas por detención ilegal y violación de derechos procesales, negaron cualquier delito o mala conducta. Desde el incidente, varios de los oficiales involucrados han sido ascendidos y no ha habido indicios de una investigación interna sobre las acciones de los detectives.
El caso de Tom Perez ha sido descrito por expertos en asuntos policiales como uno de los más perturbadores y sigue siendo un recordatorio de los peligros de las tácticas de interrogatorio agresivas y la falta de responsabilidad policial. Para Perez, el mensaje es claro: "No llames a la policía".
