9/11 UNA FECHA PARA NUNCA OLVIDAR
El 11 de septiembre de 2001, el mundo dejó de ser el mismo. Uno de los acontecimientos más impactantes de las últimas décadas tuvo lugar en Estados Unidos. Ese martes, cuando la gente de Nueva York se disponía a trabajar como un día cualquiera (aunque esa mañana estaba muy lejos de ser común y corriente) el grupo terrorista Al Qaeda dejaría su huella con tres atentados suicidas que mancharon de sangre las páginas de la historia mundial.
A las 8:46 am, el avión del vuelo 11 de American Arlines, surca el cielo neoyorkino y se incrusta por completo en la Torre Norte del World Trade Center; una escena que dejó sin habla a todos. A las 9:02 am, cuando todavía nadie comenzaba siquiera a asimilar lo que había pasado, un segundo avión, ahora el vuelo 175 de United Arlines, se estrellaba en la Torre Sur. Todo se volvió un caos total.
Las noticas en todo el mundo eran inciertas, nadie sabía qué era lo que sucedía. Pero ahí no había terminado el terror. A las 9:37 am, un tercer avión, el vuelo 77 de American Arlines, se estrelló en uno de los lados del Pentágono, el punto medular de la logística militar estadounidense; y aunque los daños no fueron tan graves como en Nueva York, sí se contabilizaron cerca de 200 muertes.
Un cuarto avión volaba con las intenciones de impactarse, nunca se supo exactamente en dónde, pero se estrelló en un campo abierto en Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 am, sin causar pérdidas humanas en tierra, pero sí la de los tripulantes y pasajeros. Hay quienes aseguran que, en un acto de heroísmo extremo por parte de los civiles que iban abordo, se evitó una tragedia mayor, como ya había acontecido en Nueva York y Washington.
De estos ataques se derivaron consecuencias que el mundo sigue padeciendo hasta la fecha: guerras, paranoia y un estricto (casi enfermizo) control en los aeropuertos de todo el mundo. Vale la pena tomar unos momentos para reflexionar hasta qué punto hemos llegado como humanidad y qué podemos hacer como individuos para cambiar la situación del mundo. Si tener un afán mesiánico, estemos conscientes que, por poco que sea, podemos poner de nuestra parte para hacer de nuestro planeta, un lugar mejor. ¡Piénsalo!