Revelan los pasos para salvar vidas en un terremoto

Con el terremoto ocurrido hoy en Taiwán surgen nuevamente las dudas en cuanto a qué tanto puede hacerse durante un evento inesperado para evitar muertes.
El Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el seísmo en esa isla del Océano Pacífico tuvo una magnitud de 6.4 en la escala Richter, y tuvo su epicentro a 9.4 kilómetros de profundidad, a unos 21 kilómetros de la provincia de Hualien, ubicada al este de la isla.
Puerto Rico se mantiene a la expectativa de que ocurra un gran terremoto. Desde el 1918, hace exactamente 100 años, no ocurre un fenómeno devastador en la Isla, que suelen ocurrir cíclicamente. La ciudad de Mayagüez quedó devastada por el fenómeno.
El geomorfólogo y profesor universitario José Molinelli Freytes ha estado dando la advertencia sobre las construcciones deficientes en Puerto Rico durante casi 20 años y las deficiencias en la planificación del país que hacen susceptible los edificios, infraestructura y hogares a una catástrofe.
No obstante, hay una serie de pasos que pudiera conducirse para evitar que los desastres alcancen consecuencias insalvables, como ocurrió en el devastador terremoto en la Ciudad de México en el 1985.
Recientemente, una publicación del Grupo Banco Mundial (GBM) reveló que
los sismos representan el 4% de los desastres que afectan a los países, pero causan el 60% de las muertes, principalmente debido a construcciones deficientes.
La trágica estadística de los terremotos es la siguiente: cerca de 45 mil personas que, en promedio, murieron cada año en el mundo entre 2000 y 2015.
Otra mala noticia es que, si bien las construcciones antisísmicas minimizan el costo humano de los sismos, la realidad es que más de 1,200 millones de personas -un 15% de la población mundial- habitan en viviendas de tan mala calidad que les es imposible permanecer ante un fuerte terremoto.
En América Latina y el Caribe, 200 millones de personas -un tercio de la población- viven en asentamientos informales, con bajos estándares de resiliencia telúrica, informó el GBM.
"Este riesgo latente causa más de un dolor de cabeza a los gobiernos: la factura de la reconstrucción en una región con tan baja penetración de seguro privado la termina pagando el Estado que, frecuentemente, no está preparado ni técnica ni financieramente para hacerlo”, se asegura en la publicación.
Los expertos insisten, sin embargo, en que la mejor manera de abordar este déficit es a través de una política pública adecuada.
Para Luis Triveño, especialista en Desarrollo Urbano del Banco Mundial, la vivienda de baja calidad es un problema que requiere acciones urgentes ya que se trata de un asunto de vida o muerte.
"Las políticas de vivienda pueden ser parte de la solución si comienzan a responder cada vez más al hecho de que el 80% de las familias en situación de déficit de vivienda no necesitan una nueva vivienda, sino simplemente una mejor vivienda”, afirma.
Por ello, para salvar vidas, proteger activos y blindar economías contra los terremotos, Triveño propone una estrategia de cinco etapas:
análisis del uso del suelo y del riesgo sísmico de las viviendas. Con las tecnologías disponibles hoy en día, el costo de analizar el riesgo sísmico en una vivienda puede reducirse de 250 dólares a menos de 10 dólares;
invertir en infraestructura de uso público. Esto previene que las áreas no aptas para la vivienda sean ocupadas. Las losas deportivas y de juegos infantiles, junto con las vías de acceso y evacuación, son algunos ejemplos de inversiones posibles;
reubicar viviendas en zonas donde el riesgo es no mitigable. Las políticas de vivienda y regeneración urbana pueden jugar un rol clave en generar una oferta de valor que incentive a las familias a aceptar voluntariamente ser reubicadas;
reforzar las viviendas que pueden volverse seguras. Las soluciones costo-efectivas de reforzamiento de viviendas pueden costar entre el 5% y el 20% del valor de una vivienda y pueden combinarse con otras mejoras en la vivienda;
expandir las viviendas seguras para ampliar oferta de arriendo. La expansión de las viviendas en barrios bien localizados que ya cuentan con servicios básicos es una oportunidad que no debe pasarse por alto. Puede resolver los problemas de hacinamiento de las familias o generar oportunidades para que las familias generen ingresos a partir del alquiler de una parte de su vivienda, informa el especialista.
La publicación del GBM advierte que en los últimos años, en países como México y Colombia, el énfasis de las políticas de vivienda ha sido el acceso a casas nuevas. La gran cantidad de viviendas nuevas, pero mal localizadas y que terminan abandonadas, ha recordado una vez más a las autoridades que la ubicación importa y que la vivienda es la puerta de acceso de las familias a la vida social y laboral.
La construcción y el acceso a la vivienda nueva no debe perder el protagonismo, sino que requiere reinventarse en un contexto en el que el suelo bien ubicado es escaso y ya está ocupado.
Para Vanessa Velasco, experta en Desarrollo Urbano del Banco Mundial, los proyectos de regeneración urbana que incluyan mejoramiento de vivienda, o los proyectos de revitalización de zonas centrales con proyectos de vivienda social en alta densidad pueden ser modelos que ayuden a los países a seguir respondiendo a la creciente demanda de los latinoamericanos por vivienda segura, accesible y bien ubicada.
El terremoto en Taiwán dejó, según la contabilidad actual, al menos seis muertos y más de 200 heridos y un centenar desaparecido. Un hotel se vino abajo en la ciudad de Hualien, un lugar turístico, la más afectada por el seísmo, y otros edificios e infraestructura están derrumbados o destruidos y otros se han inclinado como la torre de Pisa. Sobre 700 residencias se quedaron sin suministro eléctrico. La ciudad de Nanao también fue severamente afectada, informaron medios noticiosos internacionales. INS